El hombre que gritó la Tierra es plana, Roberto de Paz

17.8.15

EL HOMBRE QUE GRITÓ LA TIERRA ES PLANA
Roberto de Paz
451, ediciones
360 páginas
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¿Matías es desafortunado? Probablemente. Pero no se trata de lo que el destino quiso hacerle, porque en ese caso podríamos caer en el error de creer que éste conspira contra nosotros, cuando lo que realmente ocurre es que el la vida es una casualidad cósmica llena de casualidades cotidianas que aveces pueden hacernos miserables... o no. Matías es un peón, uno más, del enorme tablero de ajedrez del que todos somos participes y que juega con sus propias reglas. Si bien hay quien puede verse a si mismo como rey, ese no es tema para esta reseña.

Él vive en España y después de la muerte de su esposa siente que lo ha perdido todo y comienza a buscar respuestas, pues es un ser humano y está condicionado para eso, además es lo único que le queda. Sin embargo, todo esto está fuera de su alcance, por lo que vuelve al lugar donde las cosas comenzaron: Nueva York.

Es imposible vivir asustado por todo aquello capaz de hacernos daño. Así que tendemos a creer que somos invulnerables, que llegaremos a la vejez sin que se interpongan en nuestro camino la enfermedad la maldad humana o la simple fatalidad.
Todo libro encierra historias, y no hablo sólo de sus páginas. El hombre que gritó la Tierra es plana estaba escondido entre libros ilustrados y novelas más o menos tochitas. Era uno de esos días donde no había nada mejor que revolver los libros de la estantería, libros que pensé que tenía anotados mentalmente cual inventario, y entonces éste casi salió de la nada. Con esa poco y nada simple sinopsis dije: tu-te-vienes-conmigo. Toda esta aventura ocurrió en la biblioteca del colegio, así que un día antes de salir de vacaciones de invierno, lo pedí prestado (y aún no lo devuelvo).

Es un poco complicado de resumir, porque la sinopsis lo hace bien por si misma, así que me iré más a lo técnico. El libro está contado en tres tiempos (o tal vez cuatro), principalmente Matías desde el presente, y también dos visiones hacia el pasado, donde relata parte de su vida con su papá y también el cómo conoció a la que más tarde sería su esposa.

La aventura y la genialidad de toda esta historia se centran en los constantes pensamientos y razonamientos a los que llega Matías mientras viaja. Todo se concentra en el análisis que él hace de su vida pasada y la presente, definida por un padre esquízofrenico que lo abandonó de la forma más enigmática que he leído, cuando él era un niño y nunca más volvió a saber de él, por lo que ahora ve que la búsqueda de este extraordinario hombre podría significar una razón para continuar viviendo. En los constantes diálogos y experiencias que vivió con su papá es donde se encapsulan momentos que aún toman decisiones por él.


Es como si por primera vez sólo siguiera a su instinto y viviera el presente, sin ver venir las consecuencias del futuro.
El mundo está lleno de ignorantes felices de camino a una muerte segura. La civilización es ante todo confort, anestesia hasta que llegue el juicio final (...)
Es increíble. El papá de Matías, a mi juicio, era un loco antisocial total, pero no uno de los malos, aunque tampoco estoy segura que si era de los buenos. Hay un análisis tan tremendo y genial respecto a la entropía y el universo, la eterna expansión de éste y cómo de imposible es que el caos se reduzca, porque esto solo seguirá creciendo y desordenándose hasta finalmente morir y encontrar su punto de equilibrio. (Justo coincidió con un ensayo que tenía que hacer sobre la materia para química, por lo que me interesé en el tema con muchas ganas.) Llega un punto en el libro en que dejan ve haber pistas, en que la búsqueda de Matt termina y con ello comienza la gran pregunta final, que da pie a un nuevo episodio en general de toda la trama. De hecho, casi al final, el libro sufre tal transformación que temí de sobremanera que se me fuera al carajo toda la buena opinión que tenía respecto a él, pero lo increíble fue, que después de un miserable bajón, donde hasta yo me estaba confundiendo llega el bendito final, el bendito mejor final jamás escrito en toda la historia de los finales y me emocioné de tal manera que llegué a reír con lagrimas en los ojos.

Por libros he llorado poco, principalmente porque me siento increíblemente identificada con algún personaje, o porque la compasión me la gana, dos veces también fue por pena y sorpresa, pero es la primera vez que lloré de pura emoción, por haber acabado con, posiblemente, uno de los mejores libros que he leído en mi vida, tal vez, me atrevo a decir, el mejor.

En realidad no puedo llegar a explicar bien todo, quizá ni siquiera llegue a llamar la atención lo suficiente, pero es que cuando un libro logra calarme de manera tan profunda y tan inteligentemente, se me va la vida intentando explicar que pasa con él. Es como si intentara darle sentido a un pedazo de mí y eso se me es imposible. Pero si una cosa tengo que dejar clara, es que si tienen la maravillosa suerte de toparse con este libro en sus vidas, no duden en leerlo, porque es una historia tan magnifica que aaaaaaa, estoy muy emocionada escribiendo esto.

Concluyendo: Es una historia loca, con altos y bajos que me mantuvo atrapada, pero no cautiva, una historia a la que le dediqué real tiempo, acurrucada entre mantas y varias tazas de café, una novela que si bien no la lees de un tirón pues no es adictiva, si llegó a relajarme y fue prometedora de inicio a fin. Partió bien y terminó excelentemente. Cuestiones sobre el sentido de la vida, el fin de los tiempos, las crisis que vivimos como sociedad y también como seres, humanos, la cosa loca de la fantasía y las ideas que puede tener alguien y como el concluirlas puede llegar a ser peligroso y también irresponsable. ¿Qué somos capaces de arriesgar? ¿Cuánto es nuestro egoísmo o nuestro altruismo? ¿Una vida miserable vale el futuro incierto de miles? ¿Vivir sin tener por qué vivir es vivir? No sé que más decir, la amé con todo mi ser, y sólo puedo preguntarles, ¿salvarían el mundo si llegaran a perderlo todo?.

El hombre que gritó la Tierra es plana soy yo, eres tú, somos todos.
Azul.

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«Pues considero que aquella persona, caballero o señora, que no sabe apreciar el valor de una buena novela es completamente necio» Mr. Tilney.